Una situación inédita, como la que ha generado la crisis del coronavirus, tiene como consecuencia la adopción de nuevos hábitos. Desde hace ya unos meses, nos esforzamos por mantener la distancia de dos metros respecto a otros, llevar mascarilla y lavarnos las manos con mucha mayor intensidad y frecuencia.
Debido a que nuestra sociedad tendrá que convivir con el virus hasta que
haya una vacuna o se encuentre un tratamiento efectivo, la población se está
concienciando de que será necesario mantener este tipo de hábitos en el tiempo.
Esto es algo que los expertos sanitarios valoran positivamente. Adoptar
unas medidas de higiene y seguridad más estrictas será positivo, a largo plazo,
para disminuir el contagio de otras enfermedades, más allá del COVID-19.