Las oficinas de coworking tienen cada vez mayor aceptación entre los autónomos, emprendedores y pymes. Millones de profesionales en todo el mundo usan estos espacios para desarrollar su actividad diaria o negocio por el gran número de ventajas que ofrecen.
No cabe la menor duda que la reducción de costes laborales es uno de los mayores beneficios, no obstante, la evolución del trabajo colaborativo favorece una nueva economía más social y las sinergias e interacciones aumentan la productividad.
Coworking, ¿qué es?
Hace años nos podría sonar extraño este término o forma de trabajar en un espacio u oficina compartida. Pero, hoy en día, donde manejamos tantos anglicismos como marketing, branding, freelance o know-how, entre otros, esta palabra es mucho más común.
Nos referimos a un espacio de trabajo vivo que permite realizar una actividad propia de una oficina, con zonas de trabajo comunes, salas de reuniones, e incluso, áreas para el relax y el esparcimiento. Nos encontramos ante una comunidad multidisciplinar en la que un coworker se beneficia de una serie de servicios, proyectos y contactos.
El verdadero objetivo es crear un entorno que fomente el networking y distintas colaboraciones que impulsen el crecimiento y la creatividad. Muchos profesionales o emprendedores huyen del aislamiento que supone la oficina convencional o la vivienda para trabajar en una comunidad de coworkers donde se puede compartir el café, intercambiar ideas o establecer sinergias laborales.
No obstante, esta modalidad de trabajo lleva presente en la sociedad desde hace más de dos décadas. Su impulsor, Bernie Dekoven utilizó este término en el año 1999 para referirse al trabajo colaborativo, gracias a las oportunidades que brindaban los ordenadores. En ese año, nacían las primeras oficinas compartidas en Nueva York.
Pero, se puede decir que el primer espacio de coworking, en toda regla, se abrió en San Francisco en el año 2005. Por aquel entonces, ya ofrecía unos 8 escritorios varios días a la semana. Incluía también wifi, paseos en bicicletas, masajes, salas compartidas, etc.
En el momento que Google entró en escena, este tipo de espacios se pusieron de moda. Los nómadas digitales o freelancers son los principales candidatos. En el 2007 se convierte en toda una tendencia, y tres años después, concretamente en el 2010, es cuando empieza a tener un auge verdaderamente importante.
Por lo tanto, un espacio de coworking es ideal para los profesionales que buscan el equilibrio y la flexibilidad de trabajar desde cualquier punto rodeado de un grupo de personas creativas y proactivas. El ambiente es muy apropiado para las personas que deciden alquilar un espacio por algunas horas, así como para aquellas que necesitan un espacio de trabajo de forma permanente.
Se puede decir que esta alternativa favorece una nueva filosofía y concepto laboral. El ahorro económico es considerable, porque no hay que hacer frente al alquiler de un local, la fianza, los gastos de electricidad, internet o agua, entre otros. Simplemente, hay que cumplimentar un contrato y aceptar las condiciones y respetar las normas de convivencia.
Ventajas de las soluciones de control de acceso de usuarios coworkers
Un aspecto clave es el control de acceso de los usuarios a las instalaciones. Algunas de estas tienen un horario muy amplio, incluso en fines de semana, mientras que otros espacios cuentan con opciones mucho más reducidas. Hoy en día, hay soluciones tecnológicas inalámbricas que son muy eficaces.
Como bien sabemos, el control de accesos a empresas es de máxima importancia, ya que la instalación de un buen sistema garantiza un mayor control y seguridad para el empresario y el empleado. Los beneficios de instalar este tipo de sistemas inalámbricos también ofrecen rapidez y seguridad.
Lo normal es que un coworking, al igual que en cualquier oficina o empresa que cuente con empleados, garantice un acceso fácil. Por lo tanto, apostar por este tipo de solución inalámbrica es sumarse a la innovación, mostrar un aspecto mucho más moderno y ofrecer el mayor nivel de adaptabilidad. Sin pasar por alto las grandes ventajas de su instalación, ya que no afecta a la actividad diaria de la organización.
Una de las ventajas de esta tecnología es que el sistema es escalable para el personal de las instalaciones, así como para los coworkers. Estamos hablando de que se puede gestionar la entrada a un edificio desde un mismo punto de control y se pueden modificar los derechos de acceso de forma inmediata.
La idea es renovar un control de acceso obsoleto sin generar ningún tipo de molestia a los coworkers. De hecho, la paralización de una actividad siempre supone perjuicios, genera molestias y causa estrés. Con este tipo de soluciones inalámbricas, el usuario no verá alterada su actividad diaria, ni tendrá que trabajar en casa o buscar otras alternativas.
ENTRIX, la solución de acceso más innovadora
No obstante, la propuesta de ENTRIX es verdaderamente innovadora porque permite el acceso a través de la gestión del smartphone. Es una solución que funciona gracias a las señales de Bluetooth, lo que permite una comunicación más segura. Otra de las ventajas es que no necesita wifi, por lo que nos ahorramos los posibles problemas de cobertura.
Cada usuario dispondrá de todos los permisos de acceso en su propia app ENTRIX. De forma que cuando la persona esté cerca de una puerta podrá accionar el botón que aparecerá de forma automática en la aplicación. Sin lugar a dudas, este control de acceso vía smartphone es muy intuitivo y no tiene límite de puertas ni usuarios.
Las oficinas de coworking deben garantizar comodidad, flexibilidad y todos los servicios que un emprendedor, profesional o autónomo necesita para su trabajo. Asimismo, el control de acceso es un punto clave, porque tanto el propietario de las instalaciones como el coworker deben estar protegidos y seguros en todo momento.